segunda-feira, 23 de julho de 2012

Visitas Inesperadas


A cordilheira veio me visitar na quarta, aqui em Sampa. A dos Andes, eu digo.
Vocês podem pensar que eu sou louca (vai saber?), mas eu tenho testemunhas oculares da presença da cordilheira, bem ali, pros lados da estação da Luz. Ela estava lá quando eu saí do trabalho, me saudou com um sorrisinho. Duas das moças que trabalham comigo viram, e um amigo que foi me visitar também. Tava bem ali, no horizonte, na frente do pôr do sol; sombra contrastante. Infelizmente não tenho fotos pra provar.
Ela veio bem assim, como ficava quando eu vivia em Santiago, toda bonitinha, imponente, mas aqui ela indicava o Oeste – por isso se via só uma sombra bem contornada, e não a neve levemente iluminada, como nos fins de tarde de Santiago.
Eu saí do Museu, vi a cordilheira ali e não estranhei. De repente me dei conta do fato, perguntei para as meninas se aquela montanha sempre esteve ali. Pensamos juntas por um momento. Uma delas disse “acho que o Jaraguá veio dar uma volta”. Mas certamente não era o Jaraguá, porque ele tem uma forma bem característica, e é só um pico, e ali se via claramente uma cadeia de montanhas, bem ao longe.
Fiquei feliz. Podia ter vindo só o Cerro San Cristóbal, ou o Santa Lucia, que são menorzinhos. Mas poxa, veio a cordilheira! Estou certa de que ela não veio inteira – já pensou a confusão que ia ser? -, mas veio uma parte bem palpável. Deve ter sido uma experiência interessante para os mochileiros pedindo carona naquele pedaço, sair do Chile ou Argentina e de repente dar no centro de São Paulo. Presentão andino, pra mim e pra eles.
No dia seguinte ela já não estava mais. Eu fiquei com saudades, mas entendo, porque ela devia estar fazendo falta no horizonte santiaguino. Vai ver ela resolveu dar uma viajada pelo Brasil, respirar uns ares mais limpos.
Na próxima tá convidada pra passar a noite aqui em casa! E chama a galera toda, a gente faz chorrillana, feijoada, e toma um vinho e uma caipirinha!
- e daí morre de indigestão, né. Melhor vir pra passar o fim de semana –

segunda-feira, 9 de julho de 2012

Cementerio General


El cementerio es el único lugar donde se puede llorar, a cualquier día y cualquier hora, sin que se sea notado. Igual se puede sonreír y caminar con flores. Se puede rememorar tiempos que nunca vivimos.
Aquí hay paz, sol, colores. A veces hay lágrimas, a veces olvido. Los mausoleums buscan parecerse hogares. El pequeño hogar de quien ya no es.
Aquí rememoro las muertes en mi vida: los amigos, los amores, los tiempos de niñez. Los futuros que escogí, y principalmente los que no he escogido. Aquí jazz tudo o que não sou.
Así, apoyada en mi mano, siento mi cuerpo flaquito pulsar con los latidos de mi corazón, que por su vez es fuerte. Aquí, sentada, siento el movimiento de aquello que no puedo controlar.  Dentro y fuera de mí. La vida. Los pájaros cantan con una tranquilidad que no hay en la ciudad. Los arboles, flores y el sol interactúan en juegos de luz y sombra admirables. Hay mucha vida en la muerte.
Camino, y ahí están los restos de grandes y conocidas personas en la historia del país. Camino, y ahí están los restos de grandes personas en la vida de pequeñas personas, de ciudadanos comunes, de familias. Es esta historia que me gustaría escuchar ahora. No tengo la costumbre de acordarme con lloro de las personas cercanas que se murieron, porque tuve la oportunidad de conocerlos y compartir la vida. Pero se forma una lágrima por cada una de estas lápidas que veo – me quedo triste en pensar que son personas que nunca voy tener la posibilidad de conocer.
Cuando me muera, no quiero una tumba. Quiero ser incinerada, y quiero que lancen mis cenizas por el mundo, los lindos lugares que conocí y los que no tuve la oportunidad de hacerlo. Ahí, parte del mundo, arena en la playa, tierra en el cerro, parte de la canción del viento.
Yo no quiero una lápida, sino que un papelito de té, con algún dibujo bonito, mi nombre y una poesía, guardado en una cajita, con algunas memorias, que algún día algún niño curioso va a desenterrar en algún rinconcito del  mundo.
Me gustaría ser recordada por mi vida, no mi muerte.

10/11/2011