sexta-feira, 15 de novembro de 2013

Verão amor – cantada úmida



Bonito ia ser se o verão trouxesse essas pancadas de chuva de 20 minutos, que refrescam, deixam com cheiro de terra e vontade de mar. E bonito ia ser se os pingos gordos te levassem neles, todos eles levando um fragmentinho de luz do teu sorriso, o mesmo verde-mistério dos teus olhos, a textura leve dos teus cabelos, saciando a sede e o calor, como tua boca, teu corpo.
Bonito ia ser a gente em qualquer canto do mundo – onde haja água, cachoeira, mar – brincando de fazer verão, primavera, provocando todas as estações em nós dois, construindo desertos e oásis com nossos sentidos, desenhando animais em nuvens de algodão-doce que se dissolvem na saliva e aproveitando os redemoinhos das nossas ideias conjuntas para empinar pipas com os vitrais sagrados daquilo que parecia intocável.
A gente devia era aproveitar, com empolgação infantil, o frescor que dá na barriga quando o estômago balança que nem rede de praia no embalo das emoções; correr longe, até o horizonte de nós, com os pés dos olhos, e nos fundirmos em cor e luz num ocaso da razão individual, acampando na areia e esperando com incenso de citronela e um tereré fresquinho o raiar do nosso amor.

domingo, 10 de novembro de 2013

La playa de Neruda



Usted, mi amor, en verde y azul. Usted iluminado por la tibia luz del anochecer, en esta puesta del sol en la playa, su playa y hogar.
El mar susurra su poesía… ¿Para qué decir la canción de un corazón que es tan pequeño? Está a mi lado. Siento que está aquí conmigo, en esta piedra, con bichitos caminando en los pies, con frio, con el pie cortado, pero no le molesta – como no me molesta – porque el viento, el sol y el mar no nos dejan molestarnos.
Estar solo puede ser estar acompañado de todo el mundo. Mismo de aquellos que ya no están.
Me hace gracia pensar que, en este momento, tengo ganas de decirte unas palabras de Vinicius de Moraes. Mi otro maestro y compañero. Llevo uno en cada brazo, los dos en el pecho. Que es verdad que se lo comparten con otros tantos, pero, bien, nadie mejor que ustedes para comprenderme.
Dime, poeta, ¿qué hago del amor? ¿Cree que la vida va a regalarme mi Matilde?
Yo a veces pienso que he nacido para amar el mundo, la vida, todas las personas, y quizás eso me impide de tener una pareja. Quizás no, pero entonces tengo que encontrarme alguien igual libre y enamorado de la vida. Que tenga ganas de sentarse en una piedra, en el frio, con el pie cortado, solo para mirar el mar y decir algunas palabras sueltas. Y entonces, bien, capaz que pueda calentar mis manos que están tan frías.
Dos perros se acercan, y con ellos una pareja. Y así se hace la playa de Neruda. Tengo un perro para hacerme compañía – aquí siempre hay buena gente y animalitos dispuestos a acompañarme, así que nunca estoy sola. Gracias.
El sol está casi en la línea del horizonte. El espectáculo que la naturaleza regala todos los días a las miradas listas. Estoy cierta de que esto le sembró muchas poesías.
El globo amarillo se acuesta en el agua. Desaparece calmamente. Y con él se van mis preocupaciones. 
 

 
20 nov 2011 - Isla Negra