quinta-feira, 30 de março de 2017

Por qué no contesto cuando me preguntan ¿Qué piensas?

“...y mientras me preguntaba por qué no me cuadro, no sé qué hay, que esa melodía y esas letras no me conmueven nadita, aunque se parezca tanto con lo que oigo cuando estoy sola; y de repente claro, es que soy más etérea en todo, las harmonías que escucho tienen huequitos donde puedo meter mi respirar y mis alegrías y mis angustias; ya, al final, si no quiero escribir en otro idioma, si no quiero que sea ruso, y sí español, es porque aquél día acostada en la arena frente al mar azul, las voces de niños que escuché – que se parecían tanto a la de los hijos que un día tendré – las voces decían “oye, te digo, te digo mi nombre?” (a ver, recordar suena así) y no “soll ich meinen Name sagen?”; no sé qué se pasó con mi creatividad, es como si yo tuviera que invertir tanta energía creativa en seguir viviendo, buscando trabajo, buscando estudio, buscando amor, intentando entender que carajos va pasando en ese país, que la guitarra el ukulele el charango el piano se callaron, los poemas se callaron; y eso todo es un intento hueco – ¿o etéreo? – de recuperar mis versos, mi voz (…)”



Es un universo que ni yo sé muy bien.